¿En Qué Creemos?

Este es un resumen de nuestras bases doctrinarias:

  1. LA BIBLIA. Creemos que las Escrituras del Antiguo Testamento y Nuevo Testamento son la Palabra de Dios vivo, plenaria y verbalmente Inspiradas por Dios, e inerrables en los escritos originales y que son la autoridad suprema y final en toda cuestión de vida y fe.
  2. DIOS. Creemos que hay un solo Dios que existe eternamente en tres personas iguales: El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Creemos que cada una de estas tres personas posee la misma naturaleza y los mismos atributos y perfecciones de la Deidad.
  3. DIOS EL HIJO. Creemos que el Señor Jesucristo es la encarnación de Dios el Hijo. En cuanto a su humanidad fue engendrado por el Espíritu Santo y nacido de la virgen María; y que es verdadero Dios y verdadero hombre.
  4. DIOS EL ESPIRITU SANTO. Creemos en la personalidad y deidad del Espíritu Santo. El convence el mundo de pecado, de justicia y de juicio. El, de una vez y para siempre, regenera, bautiza en el cuerpo de Cristo, sella y habita en cada creyente. Creemos que El reviste de poder para la vida y el servicio a aquellos que cumplen con los requisitos bíblicos de sumisión al Espíritu Santo y la completa dependencia de El. Creemos que algunos de los dones espirituales, como lenguas y sanidades milagrosas, no están vigentes.
  5. EL HOMBRE. Creemos que el hombre fue creado a la Imagen de Dios, que él pecó y así incurrió en el castigo de la muerte física y en la muerte espiritual, o sea la separación de Dios; que todos los humanos nacen con una naturaleza pecaminosa y son responsables de sus pensamientos, palabras y hechos.
  6. LA OBRA DE CRISTO. La muerte de Cristo en la cruz fue un sacrificio vicario y expiatorio, y por el derramamiento de su sangre, su resurrección corporal y su ascensión a la diestra del Padre, El provee la salvación a todos y es el Salvador de todos los que creen. Ahora está en el cielo como intercesor y abogado a favor de los creyentes.
  7. LA SALVACION Y SEGURIDAD. Creemos que todo hombre que recibe al Señor Jesucristo como Salvador mediante la fe, aparte de cualquier obra humana, es “nacido de lo alto” y llega a ser así hijo de Dios “creado en Cristo para buenas obras”. Creemos que todos los redimidos son guardados eternamente por el poder de Dios debido a los siguientes factores:

    1. El carácter y el propósito eterno del Padre;
    2. La presente obra del Hijo;
    3. La presencia permanente del Espíritu Santo en el creyente;
    4. La naturaleza del don de la vida eterna.
  8. LA SEGUNDA VENIDA. Creemos que la venida del Señor en las nubes para arrebatar a su Iglesia es inminente, personal y corporal y que sucederá antes de la tribulación. Creemos que la venida del Señor a esta tierra para establecer su reino mesiánico será en la gloria de su Padre acompañado por su Iglesia.
  9. LA RESURRECCION. Creemos en la resurrección de los muertos; tanto de justos como de injustos, los unos para felicidad eterna y los otros para perdición eterna. Creemos que los espíritus de los muertos en Cristo pasan inmediatamente a la presencia del Señor, mientras sus cuerpos esperan el día de la resurrección.
  10. SATANAS. Creemos en la existencia y personalidad de Satanás. y que Cristo lo venció por su muerte en la cruz. Creemos en la existencia de los ángeles caídos o demonios que constituyen con Satanás la potestad del aire, cuyo fin será el lago de fuego.
  11. LA IGLESIA. Creemos que desde la creación, Dios ha llevado a cabo su propósito en la tierra, revelándose progresivamente y responsabilizando al hombre conforme a la luz revelada en cada época. La formación de la Iglesia universal que tuvo su principio en el Día de Pentecostés, representa el propósito especial de Dios en la presente época. Creemos que Cristo ordenó la celebración del bautismo por agua y la cena del Señor hasta su regreso.
  12. EL PODER CIVIL. Creemos que Dios permite, según sus propósitos eternos, la existencia, permanencia y duración de toda estructura de gobierno en la tierra. Creemos que la obligación del cristiano es respetar y someterse a toda autoridad, sabiendo que todo cristiano es primero siervo de Dios y que está obligado a someterse a las leyes y mandatos humanos, siempre y cuando estos no contravengan los principios eternos establecidos por Dios y contenidos en la Santa Biblia.